Vuelvo una vez más con una gran aventura entre manos: Monster Hunter Rise. Estas últimas semanas he estado inmerso en la caza por las lejanas tierras de Kamura. Porque el frenesí no espera a nadie, y alguien debe detener esta vorágine antes de que arrase con todo. Con esta premisa, la nueva entrega de caza de monstruos de Capcom, originalmente lanzada para Nintendo Switch, y porteada a posterior a PC, llega a PlayStation y Xbox; siendo ésta última la versión de la que os voy a hablar aquí.
Monster Hunter es ya una saga icónica y asentada. Con una larga trayectoria por múltiples plataformas, el simulador de caza extrema sabe seguir innovando. Pues con cada nueva entrega nuevas bestias y variaciones entran en el gameplay. En el título del que os voy a hablar hay varias nuevas mecánicas que explorar, destacando principalmente los cordocópteros. Una suerte de insectos que ofrecen la conocida mecánica del «gancho», pero pudiendo lanzarse al aire, dado que no nos enganchamos a cosas, sino al propio cordocóptero.
Nuevas posibilidades jugables
Teniendo en cuenta que no podemos dispararlo sin control, cual Spider-man, el cordocóptero tiene usos y tiempo de recarga, así que hay que saber gestionarlo con cabeza. Si bien el tiempo de recarga es relativamente bajo, hay que mantener siempre alguno en recámara para momentos complejos. De base, esta herramienta ayuda a escalar superficies o a desplazarnos más rápido por el escenario. Aunque no es su único uso. El cordocóptero también ofrece la capacidad de entrar y salir rápido de un «baile agarrado». Además, si nos derriban o lanzan por los aires, podemos recuperar la compostura, o reubicar nuestra caída, con la ayuda de este útil insecto. Es todo un giro jugable que dinamiza los combates.

Y aquí no acaba todo, puesto que las armas pueden combinarse con el cordocóptero para hacer combos únicos. Asimismo, cuando un monstruo sufre suficientes daños, o se encara con otro, puede dar pie a que lo montemos con la ayuda de los cordocópteros. Una vez tomamos las riendas de un monstruos podemos usarlo para atacar a otro monstruo, o para debilitarlo haciendo que embista contra paredes. Además, si nos enfrentamos a otros monstruos mientras montamos, una barra de «finisher» se irá llenando, lo que nos permitirá lanzar un poderoso ataque especial único. Las batallas territoriales de Monster Hunter World alcanzan un peldaño más en Monster Hunter Rise gracias a la capacidad de montar.
Hasta ahora siempre hemos podido contar con nuestro fiel Palico, el compañero gatuno que nos hace de tanque, support y dps según surja. Pero ya no está solo. El nuevo acompañante canyne en forma de perro de gran tamaño que hace todo lo que tenía su predecesor, pero con la capacidad adicional de montarlo cual caballo. Ambos acompañantes son personalizables tanto en estética como en el equipamiento, habilidades y hasta el estilo que adopta la IA en combate. No obstante, si optamos por el multijugador, los felyne se retiran para dar paso a jugadores, mientras que el canyne se mantiene en activo. Es lógico, si se retirase también el canyne, nos quedaríamos sin monturas.

Como broche final, donde hay gato y perro, también hay pájaro. El bubo es un simpático búho que también se puede personalizar, pero no participa en combate. No es algo que haya llegado a explotar demasiado personalmente, pero se le puede llamar en la aldea y zonas seguras para acariciarlo, y si la situación es propicia puede darnos alguna cosilla. Más allá de eso, y de ponerle trajecitos muy cucos, no parece ofrece mucho más.
Hay que pertrecharse bien antes de salir
Salir de caza en Monster Hunter no es como ir a pasear por el campo. Cada vez que salimos de la aldea nos miramos cara a cara con la muerte, o con algún monstruo, que viene a ser lo mismo. Por eso, como es costumbre en esta saga, podemos acudir a las cocinas para alimentarnos y subir nuestras estadísticas. En Monster Hunter Rise dejamos atrás la carne roja y la piña a la brasa para ponernos ciegos a dangos. Estas bolitas vienen en paquetes de tres y nos permiten escoger que ventajas queremos cada vez que comemos. Mejoras contra elementos, antiderribo, afilado rápido, entre muchas otras opciones son las que nos ofrecen estos comestibles. Además, es posible guardar las combinaciones que más usemos para pedirlas más rápido la próxima vez.

Con el estomago lleno es buen momento para coger herramientas, pociones y otros útiles. Con un sistema de crafteo sencillo integrado en el menú, y en el baúl de objetos, podemos crear todo tipo de útiles, explosivos, trampas, pociones y herramientas para facilitar la caza. Podemos salir a cazar con más gadgets que Batman en su cinturón.
Según la aventura avanza, la complejidad sube y los monstruos se vuelven más duros y violentos. Para compensar esto disponemos de un herrero que nos permite convertir el material extraído de las bestias y wyverns en armas y armaduras. Las armas parten de diseños base y las vamos evolucionando en un árbol bastante extenso donde una espada de hierro acaba siendo una poderosa arma con trozos de dragón anciano. Nuestros compañeros peludos también disponen de su propio herrero. Sin embargo, el sistema es mucho más sencillo y basta con usar partes de monstruos para fabricar nuevas armas y armaduras.

Por otra parte, cuando avancemos lo suficiente, las armas y armaduras admitirán adornos para añadir efectos activos y pasivos adicionales. Además, las armas tienen habilidades intercambiables que alteran los combos que podemos realizar con ellas. La verdad es que el sistema de personalización del equipamiento es tan extenso que necesitaría una guía completa para explicarlo todo. Por esto, se agradece que Monster Hunter Rise vaya soltando todas estas perlas de conocimiento poco a poco. Están lo suficientemente espaciadas como para ir asimilando los conocimientos con calma. No es fácil entrar en Monster Hunter, pero Rise es una cómoda puerta de entrada.
El frenesí
A parte de las batidas de caza donde hacemos frente a uno o varios monstruos, en Monster Hunter Rise entra en escena el frenesí. Esta nueva modalidad nos pone en un tower defense 3D donde debemos evitar que una horda de monstruos arrase la aldea. Esta horda siempre viene capitaneada por algún monstruo más duro. Asimismo, en ocasiones este monstruo alfa es de tipo Apex, lo que trae una variante más violenta. Vencer a estos apex brinda materiales únicos con los que fabricar armas especiales.

En estas misiones debemos colocar defensas automáticas a lo largo del camino hacia la puerta de la base. También tenemos la opción de poner defensas manuales para no tener que enfrentarnos mano a mano con los monstruos: ballestas, cañones, el conocido matadragones, trampas explosivas, héroes de la aldea controlados por la IA, etc. A medida que sobrevivimos, se desbloquean nuevas armas y opciones para continuar repeliendo a los enemigos. Aquí lo que importa es que las puertas no caigan, por lo que debemos aprovechar todos los recursos a nuestro alcance.
Estas partidas son muy divertidas de jugar con otros jugadores debido al caos que se desata en pantalla cuando cuatro o cinco monstruos campan a sus anchas por el escenario. Además, en el frenesí podemos desmayarnos sin límite, puesto que la partida solo termina si los monstruos logran derribar las puertas de la aldea.
Una campaña en dos partes
Con la excusa del frenesí, la aldea de Kamura necesita cazadores que la defiendan de las hordas de monstruos y de los peligros que acechan fuera de los muros. Con Magnamalo como cabeza visible del conflicto empezamos nuestra investigación sobre este fenómeno y su origen. Mediante misiones de la aldea podemos llegar en pocas horas al enfrentamiento contra el monstruo de la carátula. Sin embargo, aquí no termina la cosa, estamos solo ante la punta del iceberg. Este juego nos lleva a combinar las misiones de la aldea con las del gremio de cazadores. Es curioso como la cosa pasa de «problemas del pueblo» a «peligros de escala Richter» una vez superamos el ecuador del juego.

La campaña singleplayer pura termina en las seis estrellas. Más allá de eso es necesario acudir a las misiones del gremio, que se pueden jugar en solitario o multijugador, para continuar con la trama. La dificultad del juego se siente algo más ligera que en Monster Hunter World. Las batidas de caza duran unos quince minutos de media y no necesitamos investigar y rastrear monstruos, estos aparecen marcados en el mapa. Y en el caso de ser monstruos que aun no hemos visto, salen como un interrogante. Todo está pensado para que el juego resulte dinámico y ágil. No es de extrañar, puesto que su estreno original fue en consola portátil.
No obstante, que no os engañen las misiones de la aldea, porque en cuanto llegamos al rango alto del gremio la cosa se pone seria. Los enemigos se vuelven mucho más violentos, resistentes y despiadados. Si no vamos mejorando de forma constante el equipamiento la situación se vuelve difícil a rabiar. Y no vale con entrar en multijugador para compensar nuestra falta de equipamiento, porque a más jugadores en la batida, mayor duración tiene el monstruo.

Contenido sin fin
A parte de la campaña, también tenemos la opción de salir a explorar libremente. Por otra parte, tenemos misiones opcionales aparte de las tareas que nos encomiendan los propios aldeanos. Aunque pueda parecer contenido de relleno, completar las misiones que nos encargan los aldeanos reporta nuevos dangos, opciones de la herrería, materiales útiles y otras sorpresas. Aquí hemos venido a cazar, por lo que si nos recompensan por ello, mejor.
Una vez acabada la campaña, entramos en el famoso postgame. En este punto podemos repetir cazas o asumir aquellas que nos hemos ido saltando. Además, cada vez que subimos de rango de cazador una misión urgente se desbloquea. De esta forma, vamos encontrándonos con los míticos dragones ancianos de camino a los jefes más duros del juego. Llegar a esto puede llevar una cantidad de horas indeterminada, puesto que necesitaremos repetir monstruos para conseguir fabricar armaduras y armas que nos permitan hacer frente a lo que se nos eche encima.

Conclusiones
Monster Hunter Rise es una puerta de entrada a la franquicia ideal. Si bien los mapas no son tan masivos y verticales como en Monster Hunter World, siguen ofreciendo muchos recovecos y alturas que explorar. Gráficamente estamos ante un juego muy llamativo, el RE Engine sabe lucirse con las texturas. Con todos los añadidos jugables, y la versatilidad de los cordópteros, el gameplay se siente realmente ágil. Si lo que buscáis es una experiencia más próxima al Monster Hunter clásico, o se os hizo largo Monster Hunter World, este título es una opción a tener en cuenta.