Análisis de Hogwarts Legacy: agitar y golpear

El curso ha terminado, y ya solo queda esperar a que me llegue el título. Entre que me preparo para los TIMO, os quiero hablar del último juego que he disfrutado en mi Xbox Series X: Hogwarts Legacy. Un título que nos llega de manos de Avalanche Studios y Warner Bros. Games. Una adaptación del universo Potter que acompañó a tantos milenial durante casi una década de películas. Para poder entrar de pleno en la acción, y no ponernos en al piel de un pobre crío, Hogwarts Legacy opta por ponernos a los mandos de un estudiante de quinto curso. Esto nos da acceso a muchos más hechizos de los que tendría un estudiante de primero, además de una historia más próxima a las últimas entradas de la saga, que de las primeras.

Bienvenido/a a Hogwarts

Para ponernos en marcha debemos crear a nuestro estudiante personalizado. Más allá de presentarse el Profesor Oak y preguntarnos si somos chico o chica, el juego tiene un editor de personajes donde partimos de un esquema base. Una vez seleccionado nuestro prototipo inicial, podemos alterar las facciones, peinado, cejas, colores, tono de piel y demás detalles físicos. En la línea de no sesgar entre géneros, en los tramos finales de la creación de personaje, se nos pregunta por el tipo de voz que queremos y si preferimos que se dirijan a nosotros en masculino o en femenino. Obviamente, todas estas elecciones son libres y no están limitadas entre ellas.

El editor me ha recordado al de Cyberpunk 2077, pero sin llegar a escoger el tamaño de nuestras partes íntimas. Está claro que Warner y Avalanche han querido desmarcarse de las opiniones de cierta persona.

Un mágico mundo

Gráficamente es un juego que destaca, los trabajos de la Warner siempre son muy llamativos y detallados. La recreación de Hogwarts y las tierras que los rodean me ha maravillado. No solo estamos hablando de árboles con texturas elaboradas, sino en cómo han trasladado la esencia de las películas al juego. Desde el bosque prohibido, hasta el aula de pociones, cada lugar es perfectamente reconocible si hemos visto las películas. Además, toda la banda sonora son arreglos de los temas originales de la versión cinematográfica.

Cabe decir, que el haber creado el juego como mundo abierto, permite ver todas esas secciones que en una película se obvian, por el dinamismo en los cambios de escena. La experiencia de salir desde el gran comedor y llegar caminando a Hogsmeade es mágica. No solo eso, ahora es posible entender las proporciones completas del castillo. La recreación es tan elaborada que es imposible no detenerse a mirar cada cuadro animado, cada baño y cada aula para sentirse como en la escuela.

También los libros tienen su peso en el mundo de Hogwarts Legacy. Personajes que no cupieron en las películas, o lugares que no se nombran, son visitables si sabemos encontrarlos. Asimismo, muchas zonas se añaden en los alrededores del castillo. Incluso, según la casa que escojamos, podremos visitar localizaciones especiales muy lejanas al mapa donde se da la aventura. Si nos cansamos de andar, el mapa está lleno de chimeneas de polvos flu para viaje rápido. Además, varias monturas se unen a nosotros para recorrer galopando o volando el mapa: escobas, hipogrifos, bestias cuadrúpedas y otras sorpresas.

¡FLIPENDO!

Sí, se puede conseguir el flipendo en el juego. Dicho esto, vamos a desgranar el sistema de combate, porque sorprende para bien. Todo el combate se resuelve con magia. Con el gatillo podemos lanzar hechizos básicos para mantener el indicador de combo, pero, además, manteniendo el otro gatillo, podemos lanzar hechizos reconocibles para crear efectos secundarios o incrementar el daño. Estos hechizos se agrupan por colores que indican el tipo de efecto que aportan. Por ejemplo, tenemos hechizos que generan daño directo, como bombarda; pero también los hay que permiten controlar la situación sin generar daño directo, como levioso. El orden en que lanzamos los diferentes hechizos nos permite crear combos muy vistosos. El sistema de combate es divertido y dinámico.

Pero para que no nos vengamos arriba tirando fuego por la varita, los enemigos también nos acechan y lanzan todo lo que tienen. Para protegernos disponemos de protego y la capacidad de esquivar. Si lanzamos protego justo cuando nos va a impactar un ataque, realizamos un contraataque con desmayus. Por otra parte, los enemigos también pueden protegerse con un protego permanente. Este siempre tiene un color que nos indica que tipo de hechizo debemos lanzar para romperlo. Aunque siempre hay un comodín, y es la magia oscura.

Las maldiciones imperdonables hacen acto de presencia. En cierta línea de misiones secundarias tenemos la posibilidad de aprender dichas maldiciones. Se nos da la disyuntiva moral de aprenderlas o no, pero no tiene grandes consecuencias añadirlas a nuestro repertorio. Aunque algunos personajes reaccionan si nos ven usar magia oscura y nos reprenden por ello durante los combate. Estas maldiciones tienen un color propio que no casa con ninguno de los escudos enemigos, por lo que si las lanzamos siempre son inbloqueables.

Mundo abierto para lo bueno y para lo malo

Unas líneas más arriba os hablaba de lo inmersivo que es recorrer Hogwarts y sus alrededores a pie. No obstante, estamos ante un mundo abierto con sus pros y sus contras. La campaña nos lleva por el mapa a lo largo de un buen puñado de horas. No obstante, para avanzar a veces nos piden un nivel mínimo o haber completado algunos objetivos secundarios. Incluso necesitaremos haber aprendido hechizos concretos para avanzar en la historia. Todo esto se arremolina en nuestra guía de campo, un libro que hace de hub de personaje, donde podemos consultar el equipamiento, desafíos, misiones, colecciones y demás información.

Los objetivos secundarios se dividen en misiones, desafíos y quehaceres por el mapa típicos de mundo abierto. De esta forma, como hemos entrado en quinto curso, llevamos cierta desventaja con el resto de alumnos, y la guía de campo entra en escena para ayudarnos a estudiar. Los profesores irán ofreciéndonos tareas que cumplir de cara a recompensarnos con un nuevo hechizo. Estas tareas incluyen exploración y uso de herramientas del juego. Acostumbran a ser tareas bastante anodinas. Al igual que los quehaceres repetidos por el mapa.

En este punto, he pensado mucho en Skyrim, The Witcher 3 e incluso Breath of the Wild. Hogwarts Legacy ha querido inspirarse en titanes del género para hacer que su experiencia sea atractiva. Hay mazmorras opcionales llenas de loot, misiones secundarias que acaban desvelando subtramas bastante interesantes y desafíos de lógica por el mapa. Lo bueno es que el juego no requiere centenares de horas para completarse al 100%. Con unas 20-25 se puede terminar la campaña y con un puñado más, afrontar el postgame y los TIMO. A veces, menos es más.

La sala de menesteres

La sala común de nuestra casa puede ser un tanto impersonal. Por lo que el juego ofrece un espacio personal, y personalizable, mediante la sala de menesteres. En este espacio, que se amplía según hacemos cosas en él, podemos escoger la decoración, herramientas y mobiliario. Todo esto con un menú bastante simple, como si jugásemos a los SIMS, donde escogemos qué poner y dónde. Esta sala puede ser desde un lugar donde apiñar nuestras mesas de pociones y macetas para cultivar, hasta un pozo de horas donde escoger el tamaño y color de cada objeto colgado de la pared.

La sala de menesteres es un punto de inflexión donde decidir cuanto queremos meternos en el mundo de Hogwarts Legacy. Al igual que pasaba en The Witcher, usar o no pociones y elaborar estrategias es decisión de cada uno. Asimismo, desde esta sala podemos mejorar nuestro equipamiento con perks adicionales e identificar el equipamiento oculto que encontremos. En un claro guiño a los spinof de Criaturas fantásticas, también tenemos viveros dentro de la sala para almacenar a los animales míticos que rescatamos de los furtivos. Suena bonito, pero en el fondo los capturamos en el campo, cual entrenador Pokémon, y luego les damos de comer para que nos recompensen con materiales únicos.

La poción no estaba del todo lista

El juego cumple. Es una experiencia adictiva y divertida con una trama lo bastante interesante. No obstante, me queda la sensación de que el juego era muy ambicioso y no llegaron a poner todo lo que querían. Si bien podemos volar en escoba y participar en pruebas de velocidad, no hay torneo de Quidditch. El juego ofrece tres modos gráficos: rendimiento, gráficos y ray tracing. Ninguno de los tres modos ofrece una estabilidad de fps real. Siempre hay caídas puntuales en determinadas zonas. Asimismo, el viaje rápido implica pequeñas pantallas de carga, lo cual choca al lado de los auténticos viajes rápidos instantáneos que tenemos en Xbox Series X y PlayStation 5. Supongo que el que mucho abarca, poco aprieta, y esto también ha llevado a retrasar las versiones de PlayStation 4, Xbox One y Nintendo Switch.

Conclusiones

Hogwarts Legacy ofrece una experiencia inmersiva y nostálgica. Con un combate ágil y muy vistoso es adictivo agitar la varita. Toda la ambientación, y banda sonora, logran llegar a nuestro yo de diez años que creció viendo y/o leyendo Harry Potter. Lo comedido que resulta el mundo abierto hace que no se haga tedioso recorrerlo y hacer su contenido secundario. Por desgracia, está bastante claro que no se añadió todo lo que estaba previsto en el juego, y a veces se siente no terminado. Aunque, es posible que esto solo sea la antesala de una saga de juegos basados en la franquicia.

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