Análisis de Wo Long Fallen Dynasty – la clave es gestionar

Hoy os vengo a hablar del último juego de acción del que he podido disfrutar: Wo Long Fallen Dynasty. El último título de Koei Tecmo y Team Ninja para Xbox, PlayStation y PC; disponible, además, desde Xbox Game Pass. Una nueva aproximación a la propuesta de Sekiro. No obstante, más allá de simplemente copiar mecánicas de From Software, Team Ninja sabe aplicar sus propias invenciones para crear una fórmula que recuerda a la de Miyazaki, pero con un aroma propio.

Evolucionando desde la Fantasía hasta el Caos

Desde Stranger of Paradise, Team Ninja ha experimentado con los juegos de acción y rpg con un fuerte componente de precisión y atención al combate. Las cosas como son, la obra de Miyazaki ha influenciado poderosamente los videojuegos actuales, y muchas empresas son las que tratan de emular el éxito. En Wo Long Fallen Dynasty nos encontramos con una evolución directa del gameplay de Strange of Paradise: combos basados en el arma equipada, personalización del personaje en cuanto a estadísticas y el ya conocido parry como mecánica clave.

Durante el combate debemos golpear al enemigo para reducir su salud, pero también ejecutar desvíos para que su indicador de golpe crítico se llene y asestemos ataques especiales. Todos los ataques admiten parry, pero los que llevan un indicador visual rojo suman mucho más de cara al ataque crítico. Asimismo, nuestro personaje también tiene un indicador que sube o baja. Si llega al límite izquierdo quedamos indefensos unos segundos, si llega al borde derecho tenemos más margen de error y más qi para lanzar hechizos. Es importante gestionar nuestro propio indicador para no quemarlo lanzando hechizos y quedar expuestos al fallar un parry al enemigo.

Cabe destacar que el juego premia el juego estratégico, pero agresivo. Si desviamos los ataques que nos lanzan nuestro indicador se mantiene a un nivel óptimo, lo que da pie a ser aun más agresivo. Como no, es posible recuperar salud con objetos recargables, consumibles o hechizos. Con todo esto, hay que buscar el equilibrio entre ataque y recuperación para sostener un frenético baile agarrado con un enemigo. Porque sí, porque puede ser agarrado aunque centremos a nuestro personaje en el uso de hechizos.

Personalización muy ramificada

No estaríamos en este texto si Wo Long Fallen Dynasty no fuese, de hecho, un RPG. Mientras derrotamos enemigos acumulamos experiencia. Ésta, al más puro estilo Dark Souls, se pierde (parcialmente) si nos derrotan. Y puede recuperarse derrotando a aquel enemigo que nos abatió. Con estos codiciados puntos es posible incrementar el nivel de nuestro personaje, pero para ello debemos invertirlos en subir alguna estadística. En esta ocasión no escogemos entre fuerza o destreza, sino entre los cinco elementos asiáticos básicos: metal, madera, fuego, agua, tierra. Estos diferentes aspectos incrementan nuestras estadísticas base de fuerza, defensa, salud y demás. Asimismo, nos permiten construir un personaje según nuestros gustos.

A medida que mejoramos los elementos, accedemos a mejores hechizos en el árbol correspondiente. Aunque nuestro personaje sea un bárbaro que lo arregla todo a golpes, nunca va mal disponer de hechizos de apoyo y alguna sorpresa en forma de explosión de fuego en casos de necesidad.

Pero la cosa no acaba ahí. Igual que sucede en Stranger of Paradise, cada arma ofrece su propio gameplay. Movimientos propios, velocidades variadas y, como guinda, cada arma se centra en varios elementos. Unas espadas dobles se potencian con el elemento agua, mientras que las espadas rectas prefieren el fuego. Además, todas las armas y armaduras son mejorables en nivel a cambio de materiales y dinero. Por otra parte, si tienen al menos tres estrellas es posible añadir o modificar las habilidades pasivas que incluyen. La personalización es bastante extensa, aunque no imprescindible para superar la campaña.

El aspecto visual también está sujeto a la personalización, porque a todo el mundo le gusta ir a la moda. Desde un editor de personajes avanzado donde escoger cada rasgo, hasta la personalización de cada arma y armadura para lograr a nuestro guerrero definitivo.

Campos de batalla

En una época en que China sufría cambios de dinastía y guerras, la facción de los turbantes amarillos consigue un elixir que les da una ventaja sobre el actual soberano. Esto lleva a una guerra a gran escala donde soldados y demonios se miden el lomo por el territorio. Cada misión de la campaña nos lleva a un campo de batalla donde explorar, reunir recursos y llegar hasta el jefe final de la zona. Es posible ir de cabeza contra el jefe final, pero no recomendable. Esparcidos por el mapa encontramos estandartes que capturar, que a su vez hacen de «hoguera» donde curarnos y subir de nivel. Además, otros mini estandartes se esconde por todo el decorado. Si los vamos reclamando, el nivel de moral del personaje sube, lo cual nos mejora el daño y las defensas.

De esta forma, si nuestro nivel de moral es inferior al de los enemigos, lo pasaremos mal; pero si está por encima, nuestros ataques serán más destructivos. Por esto comentaba que no es recomendable ir a por el jefe final del tirón, puesto que este siempre tiene el nivel de moral máximo y nos hará pedazos, probablemente, si no subimos nuestra propia moral primero. Lejos de ser una tarea anodina, me ha resultado divertido explorar los mapas, desbloqueando sus atajos y abriendo cada cofre escondido.

A parte de la campaña principal, el juego ofrece una colección de campos de batalla secundarios de donde sacar recompensas y materiales adicionales. Esta parte es más «café para los muy cafeteros». Puesto que es perfectamente posible acabar el juego sin jugar campos de batalla opcionales. No todo va a ser violencia y guerra, y disponemos de una pueblo que hace de hub en el que descansar, mejorar nuestro equipamiento y comprar consumibles. Además, una serie de misiones secundarias están disponibles por el juego para descubrir lore adicional o desbloquear nuevas opciones.

¡Desvía!

Como decía, cada campo de batalla tiene un jefe final propio. Si bien los primeros son, en realidad, monstruos normales que nos acecharán más adelante, pronto empiezan a llegar los jefes finales de verdad. Wo Long Fallen Dynasty ofrece un buen elenco de enemigos finales. Todos con sus movimientos propios y estrategias. Incluso, en cierto momento del juego, se nos presenta un jefe de estilo Genichiro. Un jefe final que nos plantea un examen para ver si hemos aprendido a jugar a Wo Long. Sin duda, los jefes finales son la mejor parte del juego. Porque estos ofrecen un despliegue visual digno de disfrute y un reto creciente y variable.

Cabe destacar que las inspiraciones en Sekiro son obvias, pero no las únicas. Todo el frenetismo, la ambientación demoníaca asiática y el combate ágil hacen pensar en algo más propio de Team Ninja. Estoy hablando de Ninja Gaiden, la propuesta hack n slash que acabó con los nervios de muchos jugadores antaño. Team Ninja se ha dedicado a coquetear con los souls desde Nioh, pero nunca ha olvidado sus orígenes. Por ello, Wo Long Fallen Dynasty sabe lucir un gameplay muy ágil a la par que desafiante. Es posible avanzar por el juego sin llegar al nivel recomendado por pura concentración y precisión a los mandos.

No hay luces sin sombras

La obra perfecta no existe, y Wo Long Fallen Dynasty no es la excepción. El juego tiene la mala costumbre de repetir mucho los enemigos. Asimismo, convertir a los primeros jefes en enemigos normales y lanzarlos en paquetes de tres tampoco es lo más emocionante. Al igual que sucedía en Stranger of Paradise, en este título el looteo es muy agresivo y acumulamos un montón de basura inservible en el inventario. En cuanto a la historia, nos os voy a mentir, es difícil de seguir y muy poco agradecida. A excepción de los compases finales, donde toma un giro más épico; al igual que en Stranger of Paradise.

A grandes rasgos, debemos dar apoyo a diferentes personajes clave de la historia, los cuales luego podremos llamar como apoyo, para que nos acaben recompensando con una nueva invocación de bestia divina. Estas bestias divinas nos ofrecen efectos de apoyo o de ataque a elección, una vez llenamos su indicador. Pueden suponer un game changer si las invocamos en un momento clave. La campaña es un poco una comedia involuntaria donde los actores improvisan sobre la marcha.

Conclusiones

Wo Long Fallen Dynasty es un gran juego de acción que deja ver sus origenes sin miedo. La epopeya taoísta nos lleva de un bioma a otro mientras nos ofrece frenéticos y desafiantes enfrentamientos. El excesivo looteo opaca una experiencia que podría ser más limpia. La capa rpg permite una personalización suficiente para el tipo de aventura que propone. Si disfrutasteis de Sekiro y buscáis un título similar, que no igual, Wo Long Fallen Dynasty es una gran propuesta.

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