
Es uno de los mejores videojuegos de la historia. Ha marcado una generación, y después de muchos años, aún hay desarrolladores que toman prestadas algunas de sus ideas. Hablo de Bioshock. Sí, corría el año 2007 cuando Ken Levine, al mando de Irrational Games, nos sorprendía con un juego redondo; una obra de ingeniería jugable colosal, en definitiva, una obra maestra. A día de hoy, Bioshock sigue siendo recordado como uno de los videojuegos más aclamados por la crítica con una puntuación de 96 en su versión de Xbox 360 en Metacritic.
Aunque es verdad que Bioshock fue un juego único, no es menos cierto que debe mucho a otro título muy especial que llegó antes que él: System Shock, aquel que puso las bases para todo lo que estaba por venir; uno de los juegos más influyentes de toda la historia.




System Shock llegaba en un lejano 1994 a un mercado saturado de shooters que seguían la estela de Doom, la cabeza de todo catálogo disponible en PC. Era una época dorada, donde todo parecía nuevo – y de hecho, tal vez lo fuese-, y las obras de ciencia ficción con alienígenas macabros y rífles láser copaban la estética de muchos juegos de disparos. No obstante, era difícil encontrar un videojuego con una historia bien desarrollada entre tanto shooter frenético. En ese contexto, llegaba System Shock de la mano de Warren Spector (os sonará de Deus Ex) rompiendo todas las paredes que se estrechaban sobre el estilo de juego sencillo y directo de Doom y compañía. No estábamos preparados para lo que ofrecía System Shock.
El juego de Warren Spector era muy especial, con una historia bien narrada, una ambientación sublime y aterradora, y a la vez era un videojuego muy complejo que daba al jugador la libertad de explorar un escenario laberíntico. System Shock era un RPG pausado, que respetaba el ingenio e inteligencia del jugador y que sabía cómo ponerle las cosas difíciles. La recepción del título fue muy positiva y, con los años, se ha consagrado como juego de culto para muchos.
Por estas razones, y dado que vivimos en una época donde abundan los «refritos», era injusto que un juego como System Shock estuviera condenado a desaparecer en el olvido. Por suerte, en 2015 se anunciaba el desarrollo de su remake y, tras muchos retrasos, por fin System Shock está apunto de llegar de nuevo a PC y consolas.


Gracias al Steam Next Fest, el festival de juegos indies de Steam donde cada desarrollador participa ofreciendo una demo nunca antes vista, he podido jugar y no puedo estar más contento con las sensaciones que he percibido. En esta ocasión, Nightdive Studios firma un auténtico remake, con un lavado de cara realmente soberbio pero dejando el núcleo jugable intacto. Se trata del mismo juego, con algunos añadidos como animaciones mejor trabajadas y otras virguerías gráficas, pero el mismo juego al fin y al cabo. La misma obra, sí, pero adaptada a los tiempos que corren con un equilibrio perfecto entre respeto e innovación.
System Shock es duro de pelar. Como un experimentado hacker, debemos sobrevivir como bien podamos en la estación espacial Ciudadela para detener a Shodan, una inteligencia artificial que ha hecho estragos convirtiendo a la gente de la estación en mutantes y volviendo locos a los cyborgs que también la habitan. Esta pauta narrativa se resume en un videojuego que nos invita a explorar cada rincón sin brújula ni guía, tan solo con nuestro propio intelecto como herramienta, mientras buscamos una forma de escapar y averiguamos qué está pasando por medio de notas de voz y otros informes. Me ha gustado muchísimo el toque cinematográfico añadido a la aventura, con una iluminación muy trabajada y un aspecto gráfico que imita los píxeles «old school» de los juegos de antaño. No hay más que echar un vistazo a las capturas que acompañan este artículo para ver que el resultado es espectacular: luces de neón, rincones oscuros y sucios, mil detalles aquí y allá… System Shock Remake parece un juego desarrollado con muchísimo cariño y verdadero respeto por la obra original.




Como decía, es un juego que sabe poner las cosas muy difíciles al jugador. No solo porque se desprende de las herramientas habituales modernas para situarnos en un escenario, también es un RPG cuya jugabilidad tiene su origen en otros tiempos, en una época donde no se hacían concesiones. System Shock no es un shooter, y en más de una ocasión me he tenido que recordar esto mientras recorría la Ciudadela buscando la salida a mis problemas. La munición escasea, y más escasos aún son los objetos curativos. Esto, que a priori puede frenar a muchos, es una auténtica gozada por la sensación de agobio constante que transmite. No es un videojuego de terror, pero sentirás verdadero miedo al verte escaso de recursos para avanzar. Pocos juegos me han transmitido una sensación de fragilidad semejante.




La demo permite jugar el primer nivel completo, y es suficiente para percibir que estamos ante algo muy grande. Se trata del regreso de unos de los RPGs de ciencia ficción más emblemáticos de PC, cuya influencia se ha extendido hasta el día de hoy. Aunque no tiene un día fijo en el calendario, podemos esperarlo para este mes de Marzo. Sin duda, los fans de los videojuegos de rol estamos de enhorabuena.