
A diferencia de todas las criaturas vivas, el ser humano es totalmente subjetivo. Percibimos la realidad a través del filtro de nuestra propia mente, lo que nos permite interpretar una misma situación de diferentes formas. Podemos trasladar este punto hasta el plano del entretenimiento y comprender por qué existen tantas opiniones distintas.
De igual forma, cuando hablamos de RPGs tácticos – o de cualquier otro juego de estrategia basado en turnos – encontramos una gran diversidad en la forma en cómo cada jugador afronta sus partidas. Es fácil encontrar por las redes cómo dos jugadores terminan el mismo nivel utilizando estrategias dispares, pero con resultados similares. Esto puede ocurrir por dos motivos: en primer lugar, porque existen RPGs tácticos que ponen al servicio del jugador un montón de herramientas que nos permiten configurar nuestra estrategia de muchas formas; este es el caso de Divinity Original Sin, por ejemplo. Y en segundo lugar, porque no existen dos personas totalmente idénticas, y su punto de vista sobre el desarrollo táctico, así como las habilidades estratégicas, pueden ser muy diferentes.

En esta nueva guía de #EnClavedeRol quiero escribir sobre dos tipos de jugadores habituales en los juegos de estrategia táctica por turnos: el jugador intuitivo y el jugador estratégico. Además, hablaré de los puntos fuertes y débiles que conforman la estructura de ambas clases de jugador, y al final dejaré escritos un par de tips para apuntalar un poco más nuestras virtudes como jugadores tácticos. Por supuesto, no existe un único enfoque correcto, porque lo importante aquí es que te sientas cómodo con tu forma de jugar. Dicho esto, ¡allá vamos!
EL JUGADOR INTUITIVO
Este es el tipo de jugador más común entre aquellos que comienzan a jugar a este tipo de videojuegos, aunque no por ello quiere decir que los jugadores que usan su intuición como mecanismo táctico no puedan ser grandes estrategas.

Una persona intuitiva es aquella que sabe utilizar sus percepciones cognitivas para comprender el juego, alguien que puede anticiparse a ciertos eventos o situaciones usando su propio inconsciente. La intuición es esa «voz interna», esa «corazonada», el «presentimiento» que nos permite tomar decisiones al instante sin intervención de la lógica. Por este motivo, los buenos jugadores intuitivos son capaces de las más asombrosas tácticas cuando una situación se tercia difícil, y al mismo tiempo del más estrepitoso de los fracasos por dar un paso en falso. Este tipo de jugador busca la sorpresa y utiliza la creatividad como trampolín para diseñar jugadas; cuando ve una oportunidad, la aprovecha instantáneamente.
Como sus acciones son consecuencia de la improvisación y no del cálculo, a menudo el jugador intuitivo es castigado por una IA desafiante. Una buena inteligencia artificial puede romper el ritmo del juego y encontrar con facilidad una vulnerabilidad en su estrategia debido a la inexactitud de una jugada. Esto ocurre con juegos cuya mecánica jugable se asemeje más a un rompecabezas y cuyas unidades estén a la vista en el campo de batalla, cómo por ejemplo la saga Fire Emblem. Por el contrario, este jugador se crece en juegos de estrategia táctica como Xcom, donde la niebla de guerra suele ocultar nuestros objetivos y se generan eventos fortuitos. Es en este tipo de escenarios donde el jugador que usa su intuición suele brillar, ya que la capacidad de tomar decisiones instantáneas y en caliente le permite adaptarse a una situación con más facilidad.

EL JUGADOR ESTRATÉGICO
Un jugador estratégico es aquel que, con la práctica, ha adquirido ciertas habilidades para construir una sólida estrategia anticipando el mayor número posible de movimientos enemigos.

Hay personas capaces de ordenar y maquetar tácticas complejas en su mente, manteniendo bajo control el campo de batalla en todo momento. El jugador estratégico es aquel que sabe ver más allá del turno actual y, como dice el propio nombre, tiene una estrategia concreta a largo plazo. Son disciplinados, reflexivos y ordenados; evalúan constantemente las posiciones propias y enemigas y tratan de convertir las dificultades del escenario en un punto a su favor. Esta clase de jugadores ven lo que nadie ve, y al contrario del jugador intuitivo, este es un hábito mantenido en toda la partida y no en momentos concretos.
Aunque los rasgos de un jugador estratégico difícilmente pueden considerarse malos, existe un problema que puede echar por tierra hasta la más férrea de las estrategias: que no existen los movimientos perfectos, pues la ventaja posicional se puede perder en cualquier turno y, además, en cada partida podemos encontrar eventos sorpresa que los desarrolladores tienen preparados. La situación en la batalla puede cambiar cuando aparecen nuevas unidades enemigas sin avisar, tal vez en los flancos o en retaguardia, y obliga al jugador a reformular su estrategia para encarar el nuevo problema. Tal vez la necesidad de controlar todo le pase factura. Este tipo de jugador, por lo general – no hablamos en términos absolutos -, suele encontrar su punto dulce en juegos cuya mecánica se asemeje a un puzzle, como Tactics Ogre o Lost Eidolons, ya que la visibilidad completa del campo de batalla le permite construir su estrategia. Por el contrario, en juegos como Xcom – sí, lo repito porque me encanta, lo sé – es difícil mantener la partida controlada ya que es un juego que tiende a emboscar al jugador con nuevas unidades detrás de cada esquina.

EL MEJOR JUGADOR
Tal vez te preguntes: «¿y cuál es mejor, un jugador intuitivo o uno estratégico?». Pues la respuesta es: ninguno es mejor que el otro. Como decía al principio de este artículo, no existe una sola manera correcta de jugar. Además, cada juego de estrategia táctica tiene sus propias características, por lo que resulta imposible dar una respuesta categórica a este asunto. Aunque sí te diré una cosa: el mejor jugador es aquel que disfruta jugando y está dispuesto a aprender. Por ello, para concluir dejo un par de consejos para ambos grupos de jugadores.
Para jugadores intuitivos: las prisas no son buenas consejeras. Resiste la tentación de comenzar a mover tus unidades sin revisar antes el mapa, tu posición y, también, el tipo de unidades a las que te enfrentas. Trata de ser más comedido en tus acciones y ve un turno más allá para trazar una estrategia a corto plazo. Aunque tu capacidad para adaptarte puede ser determinante para vencer, toma siempre unos minutos para ensayar una estrategia mental; te ahorrarás dolores de cabeza.
Para jugadores estratégicos: si eres un obseso de la planificación, esto puede darte buenos resultados… pero no siempre. Sí, es importante trazar una estrategia y ser observador, pero también lo es asumir riesgos. En cada partida existe la posibilidad de que aparezcan eventos aleatorios que pueden desconfigurar tus planes iniciales, por lo que es importante que sepas abrir tu mente en los imprevistos. No te bloquees, no existen las posiciones perfectas y muchas veces la situación de la batalla puede cambiar. No te compliques demasiado memorizando posibles movimientos.
Y tú, ¿qué tipo de jugador eres? Nos encantaría leer tus comentarios en Twitter.