La revolución de los esclavos – Tales of Arise

La saga Tales of ha recibido en 2021 una de las entregas de las que más se ha hablado a lo largo de toda su historia. Un juego que sabíamos que iba a suponer una revolución desde las primeras imágenes que se mostraron, en el que ha cambiado desde el equipo creativo hasta la estética, apostando por un acercamiento a un público más extendido. Esto desde luego no tiene por qué ser malo y, aunque es verdad que quizás los aficionados de siempre pueden llegar a echar de menos algunas cosas, el resultado en general creemos que ha sido bastante bueno y que, además, los cambios introducidos pueden servir para consolidar a esta saga en países como el nuestro donde las ventas muchas veces no acompañaban a la calidad de sus juegos.

No suelo hablar mucho de gráficos a la hora de analizar los RPGs a los que juego, pero en esta ocasión voy a empezar por este aspecto. Y es que los gráficos en Tales of Arise ayudan muchísimo a sumergirnos en el mundo que nos propone. Más de una vez nos veremos obligados a pararnos para contemplar con tranquilidad ese acantilado, esa montaña de fuego, ese paisaje que se muestra en cada una de las regiones que componen Dahna. La mayoría de las ciudades presentan una arquitectura impresionante que nos hará girar la cámara en busca de cada detalle. El apartado artístico en ese sentido es inmejorable y quizás supone el primer gran cambio respecto a otras entregas, un mayor cuidado de este apartado.

El objetivo inicial del juego es ir derrotando a los llamados Señores, personas originarias de Rena y que han sido elegidos para gobernar y esclavizar a los dahnianos con el fin de obtener de ellos Energía Astral suficiente para ganar lo que llaman el Concurso de la Corona. Precisamente cada zona que gobierna cada Señor está ambientada de forma magnífica, destacando especialmente cada uno de los elementos que, además, tendrán también un peso importante en la historia: fuego, agua, viento, tierra, luz y oscuridad. Encontraréis a lo largo de las 50 horas (aprox., sin contar extras ni secundarias) una historia de revolución, de dolor, de amor. Si queréis saber más, tendréis que jugarlo, ya que no es lo habitual que destripemos el argumento más allá del planteamiento inicial.

Otro aspecto que ayuda a la inmersión en el mundo que propone Tales of Arise es el de su banda sonora. Tiene temas que cumplen perfectamente y algunos que han logrado emocionarnos en más de una ocasión, aunque quizás tampoco destaque en exceso en este aspecto, sí que cumple y no le podría poner ningún «pero».

Respecto al elenco de personajes, son muy buenos y representan claramente todas las capas de la sociedad que presenta el juego y aúnan muchos de los problemas por los que pueden pasar los habitantes de Dahna (y Lenegis/Rena). Quizás menos carismáticos que en otras entregas, pero no quiere decir que sea un mal grupo para nada. Alphen nos parece un buen protagonista, y Shionne y el problema interno con el que lucha y todo lo que rodea a esta situación nos ha encantado como concepto (clara metáfora de la rosa y sus espinas). Echamos de menos sin embargo más profundidad en algunas de sus historias, como la de Rinwell o Kisara, pero sin duda acabas cogiendo cariño a todos y están muy bien construidos y con sus propias personalidades, motivaciones e importancia dentro del argumento. Todos aportan algo al grupo formando un todo compacto. Las diferentes charlas en campamentos y los eventos de conversación tan habituales en Tales Of servirán para conocerlos un poco más y a que podamos fácilmente ponernos en la piel de cada uno.

Pasamos a uno de los aspectos en lo que destaca más el juego: el sistema de combate. Aunque suele ser divertido y dinámico en casi todas las entregas de la saga, en esta ocasión se han superado. El sistema de combos con la multitud de habilidades distintas a la que tiene acceso cada personaje, el poder cambiar durante la pelea según nuestras necesidades al que controlamos (cada uno con sus puntos fuertes y débiles bien diferenciados), un sistema de aprendizaje muy completo que mezcla la subida de niveles con un tablero de habilidades y en definitiva una forma de jugar que se adapta muy bien a cada jugador. Las posibilidades son muchas y los controles no se nos han hecho complicados, hay muchas opciones pero es todo muy intuitivo y no se necesitan tutoriales excesivos.

La principal dificultad del juego reside en las diferentes mazmorras por las que iremos avanzando. Aunque no hacen falta los clásicos «PM» o puntos mágicos para realizar nuestros hechizos mágicos, sí que tendremos que vigilar los llamados PC (puntos de curación). Cada vez que nuestros personajes necesiten recuperarse o tengan que realizar una acción de campo (como destrozar una muralla que nos impida el paso hacia algún tesoro), estos PC irán disminuyendo y los objetos para recuperarlos no son precisamente baratos. Para finalizar la mazmorra sin muchas dificultades tendremos que gestionarlos bien, teniendo en cuenta que normalmente al final de cada una tendremos un poderoso jefe final esperando para dar guerra (eso sí, normalmente encontraremos campamentos o círculos de sanación poco antes del gran combate).

El planteamiento es bueno y no llega al punto de agobiar al jugador salvo en algún caso muy puntual, dependiendo también por supuesto de la dificultad en la que lo estemos jugando. Las mazmorras es verdad que pecan de no tener demasiada exploración al estar recorriendo un mapa cerrado en el que será difícil perderse, pero eso no quiere decir que el juego no disponga de caminos alternativos y misiones opcionales que podrán servirnos como paréntesis en el discurso del argumento principal. La mayoría de ellas va a consistir en la caza de algunos monstruos o la recolección de algún objeto, aunque habrá algunas más interesantes sobre todo hacia el final del juego en las que podremos incluso ver zonas del mapa a las que no se llega recorriendo la historia principal.

En definitiva y uniendo todo, es de los mejores Tales Of a nuestro gusto, creemos que no se desmarca tanto de entregas anteriores como para no gustar a sus fans de toda la vida, manteniendo parte de la esencia, pero añadiendo unos gráficos preciosos y un sistema de batalla que es de los mejores de la saga. Se echan en falta algunos minijuegos y algunos elementos más clásicos de la saga, y la parte final se nota que está algo menos trabajada teniendo muchas veces exceso de texto, pero todo está más que compensado resultando en un JRPG que es obligatorio para los fans del género y que ofrece un cambio en la saga que lo hace más amigable y cercano a un público más amplio.

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