Análisis de The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered

Regreso triunfal (más o menos) de mi gesta por Cyrodiil. Pues el pasado día 22 de abril, Bethesda anunció The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered, y acto seguido lo lanzó cual shadowdrop para Xbox Series S|X, PlayStation 5 y PC; disponible también para suscriptores de Xbox Game Pass. Esto nos lleva a revisionar la obra de 2006 con un lavado de cara general y algunas mejoras de interfaz y jugabilidad. Es difícil ver la línea que separa Remake de Remaster en trabajos como este. Algo como lo que nos encontramos con CRISIS CORE: Final Fantasy VII Reunion. No obstante, voy a intentar plasmar mis sensaciones en los siguientes párrafos para los que os estéis planteando dar el salto a las tierras de Tamriel.

Lo primero que hay que tener claro es que esto es Oblivion, no Skyrim. Y quiero hacer un fuerte hincapié, porque son dos obras parecidas pero diferentes. Por poner un ejemplo más cercano, cuando jugué a Forza Horizon 5 no pude dejar de pensar en lo bien que me lo había pasado en el 4, y que igual el 5 no superaba al anterior. Pero, al ponerme a jugar Forza Horizon 4, me di cuenta de que la nostalgia pesa, y que objetivamente la quinta entrega es mejor por todos los añadidos y ajustes que trae desde el anterior. Tengo que dejar de comparar las cosas con Forza Horizon.

En el caso de Skyrim y Oblivion sucede lo mismo. Si sois jugadores que venís de los clásicos, o directamente de Skyrim, Oblivion ofrece una propuesta similar pero más condicionada por la época en que se estrenó. No estoy menospreciando la cuarta entrega de The Elder Scrolls, pero hay que saber ubicar cada propuesta con el contexto y la época que la rodean. Por lo que primero vamos a intentar ver las mejoras que trae este The Elder Scroll IV: Oblivion Remastered.

A caballo entre el Remaster y el Remake

Lo primero que salta a la vista es el lavado de cara total que ha recibido el título. Todo el apartado visual se ha rehecho en Unreal Engine 5 y luce de escándalo. Además tiene un framerate suave y estable. Tampoco me echéis a la hoguera si tiene caídas, porque son sensaciones que saco sin ponerme a testear el apartado técnico al detalle. Para ese tipo de análisis mejor recurrid a Digital Foundry.

Sin embargo no solo se han hecho cambios en el apartado gráfico, también hay una buena miríada de mejoras y actualizaciones respecto a la obra de 2006:

  • Más actores de voz para que no suenen las mismas voces por toda la ciudad, o no tanto.
  • Menús reacondicionados para parecerse más a Skyrim.
  • Mejoras en la UI.
  • Ahora todas las acciones dan experiencia, por lo que subir de nivel no es tan tedioso.
  • El personaje puede correr. Poca broma con esto, es lo que me separa de pasarme Fallout 3.
  • El modo tercera persona es funcional. En el Oblivion original era una opción, pero para nada aconsejable.
  • Incluye el juego base y los dlc.
  • Sistema de personalización de personaje ampliado. Esto lo expandiré a continuación.
  • Nuevas físicas de mundo. El terreno influye en la velocidad y peso del personaje al moverse.

Probablemente haya más diferencias que no he llegado a notar, pero hay un buen trabajo en traer el título a los estándares modernos. Además, en el creador de personajes, a parte de poder diseñar el peor esperpento posible, ahora podemos personalizar el origen. Cada raza ofrece un par de opciones que influyen en las estadísticas con las que empezamos. Lo cual permite crear nuevas combinaciones con la clase que luego seleccionemos. Todo juego de rol occidental que se precie tiene detalles de este tipo.

En el editor podemos observar como los nuevos gráficos permiten personajes más creíbles y variados que antaño. No obstante, el efecto títere sigue ahí. Así es como llamo a esa extraña sensación de que los personajes tienen una mirada de marioneta antinatural que resulta algo cómica, como en el primer Fable. Lo que hace que tratar con los NPC sea algo caricaturesco aun con los gráficos nuevos. Sencillamente encantador.

Rol clásico

The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered conserva el sistema de misiones y mapeado original. Esto lleva a que constantemente se intercalen pantallas de carga porque los espacios son 1:1 a los del original. Puede resultar algo pesado estar siempre cargando pantalla, aunque con los SSD modernos es cosa de unos segundos. Un remake al uso habría eliminado las pantallas de carga para dinamizar el mundo abierto. Puede ser bastante corta rollos cargar 3 veces en 1 minuto por cruzar varias puertas en un castillo.

El diseño de misiones, como decía, conserva su esencia original. Esto implica que dista de los sistemas modernos. Aquí no hay marcas amarillas en las paredes ni caminos dorados en el suelo. Se nos indica una localización en el mapa y debemos resolver la situación allí. Cabe decir que en ocasiones toca leer bien la descripción y actualizaciones de la misión para saber qué hacer o con quién hablar. Requiere ese pequeño esfuerzo de antaño. Aunque también hay veces que las misiones resultan confusas y las indicaciones insuficientes.

A veces simplemente no se alinean lo suficiente los astros como para avanzar la misión y toca desandar los pasos para ver qué evento no se ha activado. Cabe destacar que el rol está presente en la resolución de misiones. Lo cual nos permite llegar al objetivo de varias formas: labia, robo, soborno, violencia, parkour; sí, con algo de habilidad se puede pasar por encima de barreras físicas y saltarse puzles. La clave es ser creativo ante las situaciones para ver cómo responde el juego. También hay que tener siempre en cuenta las consecuencias, como acabar en la cárcel o enemistarse con el NPC inadecuado.

Facciones y contenido secundario

Lo llamo contenido secundario porque no forma parte de la trama principal, pero muchas veces es igual o más divertido que la propia campaña. Como buen The Elder Scrolls, viene cargado de contenido paralelo a la historia. La campaña como tal se puede resolver en unas 20 horas, pero ver el contenido aledaño nos puede llevar cientos. Y aquí radica la gracia de la experiencia en The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered.

Desde misiones aleatorias, hasta escalar rangos en las facciones, el juego ofrece un buen puñado de subtramas que visitar. Muchas de las cuales es posible que no descubramos sin una guía, o el accidente adecuado. Porque, aunque posiblemente esté todo scriptado, se siente orgánico cuando una subtrama se inicia al despertar en una posada, o entrar en una casa de forma aleatoria.

Sobre scripts y guiones: aquí sí que se nota más la diferencia con Skyrim. La mayoría de misiones, por no decir todas, se basan en ir de punto A a punto B y volver a punto A para la recompensa y la siguiente misión de la cadena; al menos en el caso de las facciones. En esencia, somos recaderos por todo Cyrodiil. No se siente esa sensación de estar metido en una película como en The Elder Scrolls V con sus misiones de Gremio. Pero tampoco le podemos exigir algo así a un juego de 2006. Y cuidado con cometer errores o acabar con vampirismo… porque arreglarlo puede implicar una gesta al nivel de Hércules y sus 12 pruebas.

No osbtante, en las decisiones, los errores y las bifurcaciones radica la gracia de los juegos de Rol Occidental. Y The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered ofrece todo eso, y más, si sois capaces de superar la barrera de su año de estreno original.

Acción y reacción

La progresión de personaje se basa en asignar puntos al subir de nivel… y dormir un poco. Lo cual crea un paradigma interesante en el que cada vez que la barra de experiencia se llena, tenemos que buscar alguna cama en la que dormir para poder subir de nivel; y mejorar al personaje de paso.

Asimismo, hay una serie de habilidades secundarias que vamos subiendo a tiempo real. Aunque no hay un árbol para mejorarlas a mano, sino que avanzar por ellas desbloquea mejoras permanentes. Para mejorarlas basta con «usarlas». Saltar mejora las acrobacias, correr el atletismo y llevarte golpes mejora el uso del tipo de armadura equipado. Todo es bastante orgánico. En general la construcción de personaje es algo permanente durante toda la aventura.

A la hora de poner en práctica nuestras habilidades tenemos toda una serie de acciones y minijuegos por delante. Desde forzar cerraduras o condicionar a los NPC en un nada-intuitivo-sistema-conversacional, hasta un sistema de combate muy tosco, pero fácil de entender; The Elder Scroll IV: Oblivion Remaster tiene cierta variedad jugable que lo hace dinámico y permite variar la jugabildiad si vamos intercalando los diferentes sistemas.

En cuanto al sistema de combate en sí, tenemos ataque y defensa en los gatillos inferiores del mando. Por otra parte un acceso a una rueda de selección rápida personalizable para acceder a objetos, hechizos o acciones sin pasar por todo el menú. Sobre otras opciones como esquivar o lanzar hechizos; están altamente sujetas a las habilidades que mejoremos. Cada jugador puede tener su propio héroe totalmente condicionado a sus decisiones y acciones durante el juego. Acción y reacción. Sorprende siendo un juego tan añejo.

Sandbox

Pocos mundos abiertos me han atrapado como los de Bethesda. Y este The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered no es la excepción. La forma en que las misiones se activan de forma inesperada, o como los rumores y conversaciones con NPCS pueden llevarnos a mazmorras ocultas o misiones, es muy adictivo. Además, no es absolutamente necesario seguir todos los pasos; es decir, por accidente podemos encontrar una mazmorras y más adelante encontrar la misión relacionada para completarla al momento por disponer ya del objeto o enemigo muerto necesarios.

Todo Oblivion funciona como una tela de araña conectada por todas partes, donde cada movimiento hace vibrar el resto de hilos. Además, el juego busca escalar la dificultad para que siempre sea más o menos justo. Por lo cual, si vamos pronto a la campaña principal, los Daedra y demonios serán unos, y si nos perdemos por el mapa y hacemos la campaña más tarde, los enemigos serán otros. Igual que los propios enemigos de Cyrodiil buscan adaptarse en nivel y equipamiento a nosotros.

Cierto es que en dificultades normales o bajas, si el equipamiento y construcción de personaje realizado es bueno, el título es fácil aunque busque adaptarse a nosotros. No obstante considero que está bastante bien equilibrado. La única pega que le pondría es la incoherencia que puede generar jugar la campaña como primera opción. Porque los Daedra son más bien sencillos y sosos comparados con los mostrencos que se nos cruzan si primero exploramos el mundo y subimos de nivel. Con esto, el consejo que os puedo dar, es que os toméis con calma el juego, y hagáis la campaña según os vaya de camino mientras removéis piedras por el monte.

Conclusiones

The Elder Scrolls IV: Oblivion Remastered es un regreso al rol de antaño. Una carta de amor a una obra de otra época con un lavado de cara completo, pero alterando muy poco el diseño y sistemas originales de 2006. Toda la inmersión en su mundo resulta adictiva por la forma en que la tela de araña de contenido se entrelaza y nos va conectando los eventos desde cualquier punto por el que accedamos. Todo esto aderezado por una construcción de personaje y un roleo profundos y variados que dan pie a que cada jugador viva su aventura por Cyrodiil de forma diferente. Aunque es un juego de otra época, con sus diseños cuestionables, sigue manteniendo el tipo (y menudo tipo) con esta versión remasterizada. Hay que saber valorar un juego por lo que es, y no por lo que no es.

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