
Todo relato en un RPG necesita ciertos elementos para captar la atención del jugador. Tal vez, de hecho, el argumento de un juego de rol sea la razón por la que muchos amamos este tipo de videojuegos -incluso, más allá de su sistema de combate o sus gráficos- porque nos encantan sus historias y cómo estas construyen un universo propio en el que vivimos nuestra aventura personal.
Un argumento plano, sin giros de guion trascendentales y bien meditados, suele ser motivo para abandonar el juego incluso antes de terminarlo. Tal es la importancia de la historia en un RPG; nos permite conectar con sus personajes y sus motivaciones y, así mismo, vernos reflejados en alguna de sus facetas. Sin embargo, existe una pieza fundamental, de importancia mayúscula, que da coherencia a la trama y sirve como detonante: el villano.
La figura del villano en un relato es, en esencia, el pináculo de todo juego de rol. Pensadlo bien. Sin un villano que provoque una crisis, no existirían los héroes que deben hacerle frente, no existiría argumento ninguno, pues todos vivirían felices -básicamente, estaríamos ante un Animal Crossing con árbol de habilidades y estadísticas de por medio que nunca utilizaríamos, pues nuestros personajes llevarían esa vida idílica-.
Por esta razón el villano, o antagonista, es la pieza central de todo videojuego de rol. Es el villano el que causa la sensación de peligro, el que detona la trama y la hace avanzar. Es el que hace sufrir a nuestros protagonistas y, a su vez, lo que nos empuja a querer defenderlos, a salvarlos de su destino. Porque si hay algo que odiamos en nuestras aventuras, es ver a nuestros héroes caer vez tras vez en los malvados designios de ese ser infame, incluso ver cómo algunos de nuestros compañeros desaparecen para siempre -quienes hemos jugado a Final Fantasy VII sabemos de lo que hablamos; miedo nos da jugar a Rebirth-.
Por lo general, los antagonistas son los responsables de los puntos de giro más impactantes de la trama, y existen un montón de perfiles diferentes. Por ejemplo, está el típico rival como ocurre en los juegos de Pokémon, que se convierte, a su vez, en ese antagonista perseguidor al que enfrentamos en varias ocasiones. Por otro lado, las megacorporaciones como Arasaka en Cyberpunk 2077 o Shinra en Final Fantasy VII pueden actuar como villanos al obstaculizar nuestros avances y ser los culpables de muchas desgracias.
Los hay de muchas clases, pues también existen muchos tipos de juegos de rol diferentes, así como infinidad de enfoques argumentales que dan libre albedrío a los guionistas para construir la figura del villano. En esta ocasión, en RPG Spain hemos escogido cinco arquetipos distintos que alguna vez hemos visto en nuestros videojuegos favoritos, pondremos un ejemplo de cada uno y os explicaremos brevemente en qué consiste su aportación a la trama. ¡Y cuidado! Porque hay spoilers en cada uno de ellos. Si no habéis jugado a Persona 5 mejor no sigáis leyendo. ¡Estáis avisados!
EL FUGITIVO. Saren – Mass Effect

Incluir a un antagonista al que debemos dar caza puede darle una gran tensión al argumento del juego. La sensación de urgencia, el drama y el arte del escapismo de ese enemigo juegan un papel fundamental en el devenir de los acontecimientos, que deben girar sobre varios enfrentamientos en los que se nos escapa por los pelos en varias ocasiones, hasta que, por fin, se produce el combate final.
Un buen ejemplo de ello es Saren, el villano de la primera entrega de Mass Effect. Este se presenta como un individuo sin escrúpulos y malo hasta la médula, valiéndose del asesinato y la traición para alcanzar sus metas, y lo hace justo al principio del juego, sin florituras de por medio.
Descubrir su traición obliga a Shepard y al grupo de protagonistas a denunciarlo ante el consejo de la ciudadela, y después, por fin, se nos da la oportunidad de convertirnos en espectros para dar caza a este Turiano miserable.
Y aquí está el epicentro del argumento, pues la trama se desarrolla en muchas idas y venidas buscando el paradero de Saren por toda la galaxia, enfrentándonos a él y perdiendo, pues siempre parece estar un paso por delante. No es hasta casi el final de la aventura cuando descubrimos todos sus planes y motivaciones, y nos damos cuenta de que este enemigo al que tanto hemos temido no es más que un peón de un ser muy superior. Este giro de guion enriquece aún más la figura del antagonista, pues en cierto modo podemos llegar a sentir algo similar a la empatía, a la vez que lo odiamos por todo lo que nos ha hecho pasar.
Descubrimos entonces que Saren no es el auténtico villano, pues ese papel le corresponde a los Segadores. Y vemos, tal vez, un atisbo de luz en su interior pues, aun usando medios brutales, existe un sacrificio propio para alcanzar un bien mayor. Un villano para el recuerdo.
UNO MISMO. The Transcendent One – Planescape Torment

¿Y si tú fueras el villano, o alguna especie de antagonista, sin llegar a saberlo? ¿Y si, de una forma inimaginable, eres el fin de tu propio sufrimiento?
Muchos videojuegos nos proponen jugar como el villano. Por ejemplo Tyranny, un CRPG de Obsidian, nos lo pone muy fácil. Otros juegos también nos dan la oportunidad de comportarnos como auténticos canallas; tal es el caso de los juegos de Larian Studios como Divinity Original Sin 2 o el reciente Baldur’s Gate 3, donde el desarrollador abre ante nosotros un amplísimo abanico de opciones para hacer el mal.
Sin embargo, queremos detenernos en un juego muy especial, que no solo cuenta con uno de los argumentos más fascinantes de toda la historia del rol, sino que presenta un tipo de villano especial cuya revelación supone uno de los mejores giros de guion de cuantos hemos vivido: El Trascendente.
En Planescape Torment somos un ser inmortal conocido como El Sin Nombre. Se desconoce cuántas vidas hemos tenido, así como el número de reencarnaciones a lo largo de varios miles de años de nuestra existencia. El Sin Nombre ha muerto innumerables veces, su lugar de nacimiento y su historia, así como sus recuerdos se han perdido, pero hay una cosa segura: en algún momento hemos cometido un crimen tan atroz que ha condenado nuestra alma. Y aquí comienza nuestro viaje, con la intención de evitar los horrores de la eternidad y recuperar nuestro propio ser.
A lo largo del juego, es frecuente encontrarnos con el personaje que se ve en la imagen, El Trascendente. Poco o nada sabemos sobre él, salvo que se interpone en nuestra búsqueda en repetidas ocasiones. Su identidad está envuelta en un halo de misterio hasta el final de la aventura, donde se produce el mayor, más genial y alocado giro de guion que recordamos: El Trascendente es nuestra propia mortalidad en forma corpórea. Dicho de otro modo, nuestro mayor villano somos nosotros mismos en otro plano de existencia.
Este ser, a diferencia de El Sin Nombre, recuerda todas las vidas pasadas que ambos compartieron, y su objetivo nunca fue matarnos, sino eliminar todos los recuerdos de nuestra propia muerte. Resulta que El Trascendente es un prisionero que sufre la muerte del cuerpo, condenado al olvido, del mismo modo que nuestro protagonista sufre la muerte de su propia mente.
Sin ninguna duda, la historia de Planescape Torment es una obra maestra de la escritura, reservando para el final uno de los giros de guion que sigue siendo recordado a pesar de los años. Es imposible olvidar la sensación de descubrimiento personal que presenta esta obra, con un «enemigo» que resulta ser parte de nosotros, y cuyo combate final puede desenvolverse mediante diálogo, sin llegar a las manos. Como decimos, un RPG que, como su protagonista, es inmortal.
LA NATURALEZA

Es cierto que la naturaleza por sí misma no tiene intenciones, ni planes ni objetivos, pero eso no quiere decir que no pueda representar a un gran antagonista. De hecho, muchos elementos del escenario, así como ciertos eventos ligados al argumento pueden suponer un obstáculo para nuestros héroes. Pongamos dos ejemplos.
En Final Fantasy VII tenemos a un villano legendario bien identificado, pero si miramos más allá, tenemos otro «antagonista» igual de peligroso. Debido a que la compañía eléctrica Shinra está esquilmando la energía Mako del planeta, esto lo está matando poco a poco, lo que supone un verdadero peligro para todos sus habitantes. Y aunque a lo largo de la trama este hecho va perdiendo protagonismo, el propio Sefirot invoca lo que es, básicamente, un meteorito gigante para destruir el mundo. Un magnífico ejemplo de cómo muchos RPG japoneses utilizan los elementos de la naturaleza –Gaia– como peligros u obstáculos para el jugador.
Por otra parte, tenemos el propio mapeado de algunos RPG, que se convierten en antagonistas más allá de los jefes. Este es el caso de los juegos de From Software como Dark Souls o Bloodborne, pues los escenarios de sus videojuegos suelen estar llenos de trampas, puntos ciegos y escondites bien pensados para que demos un paso en falso y caigamos bien al vacío, o bien en una emboscada. Por lo general suelen tratarse de escenarios laberínticos diseñados para entrampar al jugador, para jugar con su psicología y capacidad de frustración.
Y a veces, el enemigo principal es el propio tiempo. Un ejemplo es Chrono Trigger, cuyo planteamiento basado en viajes temporales nos deja muy claro que la lucha no es solo contra Magus y sus huestes, o contra Lavos; sino contra el tiempo en sí mismo. Otro gran ejemplo de cómo elementos naturales pueden ser considerados como antagonistas.
LA MENTE MAESTRA. Akechi – Persona 5

Una mente criminal, tal vez superdotada, cuyos intereses son egoístas y crueles, suele ser el villano perfecto para casi todo tipo de videojuegos. Y en los RPG abundan esta clase de enemigos, donde la rivalidad se extiende a lo largo de una trama compleja en la cual el villano sabe cómo jugar con nosotros.
Queremos destacar uno en concreto, aprovechando que la saga Persona está de moda. Se trata de Goro Akechi, uno de los personajes mejor escritos de Persona 5. Desde el comienzo, Akechi se presenta como una persona encantadora, humilde, educada y amistosa. Su labia fluida y su don de gentes les ha ganado el corazón a todos aquellos con quienes trata, llegando a ser considerado una figura pública y ganándose el apodo de «príncipe detective».
Se presenta así mismo como alguien con un fuerte sentido de la justicia, condenando las acciones de los Ladrones Fantasma, pero escuchando siempre las opiniones de los demás con respeto. Esto lleva a Akechi a mantener un vínculo con nuestro protagonista, a quien considerará su rival en lo que parece un sano enfrentamiento intelectual.
Sin embargo, toda su personalidad resulta ser un fraude cuidadosamente elaborado, pues detrás de su alegre sonrisa se encuentra una persona cruel, capaz de asesinar para conseguir sus objetivos. En realidad, se trata de una persona fría y calculadora que, durante toda la trama, va dos o tres pasos por delante, y que posee una mente privilegiada, aguda, perspicaz y con una capacidad analítica fuera de toda duda.
Lo triste de su historia es que él mismo es una víctima. Creció en un hogar donde nunca se le valoró emocionalmente, y desesperado por llenar ese inmenso vacío, trata por todos los medios de obtener el reconocimiento que le negó su padre. Una mente brillante, pero con un corazón hueco que, sin embargo, se convierte en uno de los mejores personajes de todo el videojuego.
LA MALDAD PERSONIFICADA. Ganondorf – The Legend of Zelda

Tal vez, el villano de esta lista sea el más típico de todos. Por lo general, este antagonista se circunscribe a los clásicos argumentos que tratan del bien contra el mal, como Dragon Quest XI o The Legend of Zelda.
Muchos opinan que los juegos de Zelda no entran en el canon de los RPG -y desde RPG Spain no queremos posicionarnos ni de un lado ni de otro-, sin embargo hemos querido prescindir de esa etiqueta e incluir a Ganondorf porque se ha ganado a pulso su puesto en esta lista. El archivillano de Zelda es, en esencia, el «Sauron» de la saga, un ser puramente maligno al que no se puede destruir, como bien nos explican en Skyward Sword.
Ganondorf -y especialmente Ganon, su forma de abominación- es el icono del mal personificado. No entiende de ética, no necesita un plan que calcule miles de variables para obtener éxito. Simplemente, es el poder destructor en su forma más primigenia lo que convierte a Ganon en el temible enemigo que es; un antagonista que solo puede ser aniquilado -temporalmente- por un único objeto en toda la saga: la Espada Maestra, el arma destructora del mal, hecha de luz.
Aunque este tipo de villano está muy visto, nunca nos cansamos de esos RPG cuya trama, aunque sea simple, nos invita a ese combate épico del que depende toda la existencia. Generalmente, estos villanos brillan en aquellos juegos donde somos un «elegido» -tal vez por una deidad-, que cumple una profecía. De este modo se desata la crisis central entre el bien y el mal, la luz y la oscuridad, en un conflicto eterno en el que somos los únicos con la capacidad de ponerle fin.
Pues bien, nosotros hemos elegido estos cinco tipos de villanos, o antagonistas. ¿Cuáles añadirías a la lista? Déjanos tu comentario en las redes!